domingo, 24 de agosto de 2014


Niños en la Frontera

Crisis Humanitaria

 

La prioridad número uno en esta crisis debe ser el bienestar de los niños.  En segundo lugar debe haber un plan con actividades a desarrollar inmediatamente, a mediano y largo plazo para identificar y dar solución a las verdaderas causas de este flagelo.


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Hasta el momento, el resultado del análisis que se ha hecho, identifica causas del problema tales como la pobreza y la violencia en Honduras, Guatemala, El Salvador y en general en casi todos nuestros países de Centro y Sudamérica.

De otro lado, que en EE.UU. se ha venido hablando de la reforma migratoria en el Congreso y de las Órdenes Ejecutivas del presidente Obama para favorecer a los Jóvenes “soñadores” que llegaron a EE.UU. siendo niños.

Existen otros aspectos a tener en cuenta, como que por la frontera ya durante varios años ha habido un flujo regular de niños viajando solos; y, que el narcotráfico y el tráfico humano ha existido en la frontera hace algún tiempo.

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La respuesta no es otra que, dadas estas “ideales” circunstancias, la mafia del narcotráfico y la del tráfico humano, vieron la gran oportunidad del siglo, de hacer crecer el negocio a un tamaño insospechado, utilizando los enormes recursos mal habidos y contactos con la clase política y empresarial corruptas de nuestros países y EE.UU.

La estrategia para el crecimiento consistió en diseminar en Honduras, El Salvador y Guatemala, información falsa, en el sentido de que los niños que llegaran a la frontera estadounidense, les darían “papeles” y se podrían quedar en este país.

La situación geográfica era ideal para la operación: ya lo estaban haciendo en una menor escala del negocio, pasando por México utilizando el tren conocido como “La bestia”, valiéndose de los  contactos con accionistas-dueños del ferrocarril, coyotes y sitios de descanso a lo largo del camino, durante las dos o tres semanas que toma la travesía hasta la frontera.

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Se ha establecido que los coyotes no responden por la seguridad de los niños, quienes pueden ser secuestrados, chantajeados, violados, robados o incluso sometidos como esclavos sexuales o de trabajos forzados. A muchos les toca cargar a sus espaldas   pesados morrales con droga a través de la frontera, otros  mueren en el intento o simplemente desaparecen.

Esta es la verdadera dimensión de la crisis de los niños en la frontera, la cual no es nada fácil de solucionar, debido a que hay necesidad de lidiar con las mafias del narcotráfico y del tráfico de humanos. 
 
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Finalmente, hay que insistir en que lo prioritario en este momento es garantizar el bienestar de los niños, y en segundo lugar concebir  un plan de acción con medidas inmediatas, a mediano y a largo plazo, en donde participen en forma coordinada EE.UU., México, Guatemala, Honduras, El Salvador e incluir  otros países, para combatir las mafias, la corrupción, la violencia y la pobreza en la región.